AMENAZAS SOCIALES DE LA REVOLUCIÓN DIGITAL

Roberto Velasco

Expansión | “El capitalismo digital vigila y controla nuestras vidas”

La sociedad está inmersa en una auténtica revolución digital. Sin poner en cuestión que los avances tecnológicos suponen un gran desarrollo económico y empresarial, el economista Roberto Velasco analiza la otra cara de la moneda de esta nueva era

En su último libro, titulado Amenazas sociales de la revolución digital, Velasco pone el foco en una “sociedad vigilada que puede poner en peligro la misma democracia”.

¿La inteligencia artificial es una amenaza o una oportunidad en esta revolución digital?

En este asunto hay opiniones para todos los gustos. Algunos expertos subrayan la neutralidad de la tecnología, pues se puede utilizar para hacer el bien o el mal, estando en nuestras manos decidir su destino. Pero científicos como el desaparecido Stephen Hawking y empresarios tan conocidos como Bill Gates y Elon Musk están convencidos de que la inteligencia artificial es la mayor amenaza para el ser humano. Llegará el día en que las máquinas puedan reprogramarse por sí mismas, decidan tomar el control de la tecnología y convertir a los humanos en esclavos.

De hecho, ya hay robots que han sustituido a personas en algunos empleos…

Sí, pero las sustituciones se están produciendo en tareas que son automatizables, casi siempre por su sencillez. La participación humana seguirá siendo una pieza clave durante largo tiempo, aunque sólo sea para supervisar cualquier trabajo con la inteligencia artificial. Hace cinco años se decía que desaparecerían los conductores de camiones, porque estos se manejarían solos y no ha ocurrido. Eso sí, tendremos camiones de 20 toneladas asistidos por tecnología, pero llevarán un conductor para que, en caso de un imprevisto, tome el control del vehículo.

En su ensayo alerta de la posición dominante de los gigantes tecnológicos y el uso interesado que hacen de datos. ¿Este volumen de información cada vez va a más?

En efecto, nuestra sociedad actual está inundada de datos. El año pasado, sin ir más lejos, se produjo más información que la generada desde el inicio de la civilización humana. Hace 30 años no se disponía de grandes recursos de computación ni era posible el almacenamiento de elevados volúmenes de datos a bajo coste. A partir de 2010 el coste de almacenar la información ha caído a la milésima parte y el de la computación a la centésima. Ahora es posible almacenar gigantescas cantidades de información procedentes de las huellas electrónicas de los miles de millones de personas que cada día entregan sus datos de forma gratuita, ya sea subiendo una fotografía a Instagram, comprando con una tarjeta de crédito o viajando en el Metro con una tarjeta magnética.

¿Esta es una amenaza de la que es difícil escapar?

En la sociedad vigilada, los propietarios de los algoritmos y explotadores de los big data lo conocen todo sobre nosotros. Hay algoritmos que se usan con propósitos delictivos y sus dueños han impuesto un modelo de negocio que gira en torno a lo que ahora llamamos capitalismo de vigilancia, que no tiene ni un solo matiz democrático. Es un capitalismo digital que trata de tenernos siempre enganchados a dispositivos para vigilar y controlar nuestras vidas y conocernos bien. Después, apoyados en los avances de las neurociencias y de la psicología proceden a desarmar la capacidad de razonar para acceder a nuestro ser más emocional para vendernos cualquier tipo de servicio o de discurso ideológico.

En el libro relata varios casos famosos como el de Cambridge Analytica y Facebook en las elecciones de Estados Unidos de 2016 y otros protagonizados por Google o Microsoft. ¿los usuarios no tienen herramientas para enfrentarse a estas corporaciones?

La conclusión de todo ello no es otra que la necesidad de exigir a los obiernos la adopción de políticas públicas protectoras de la intimidad de los ciudadanos, especialmente de los más indefensos, políticas que deberían ser globales. Un asunto que se lleva con demasiada parsimonia.

La revolución digital da pie al desarrollo de la ciberdelincuencia. ¿También es un problema complejo de solucionar?

Con la inteligencia artificial se vive quizás la mayor paradoja de nuestro tiempo: cuanto más avanzan las sofisticadas tecnologías que la integran, más inseguro es el mundo en el que vivimos, tanto en el ciberespacio como a ras de suelo. Según Xabier Mitxelena, un gran experto en la materia, se estima que el cibercrimen pudo ganar en el año 2021 más de tres billones de euros, equivalentes al triple del PIB español. Y viene a decir que quien innova de verdad es el cibercrimen y que para combatirlo es preciso diseñar una estrategia digital común.

El Foro Económico Mundial ha señalado a la falta de talento digital como uno de los grandes problemas actuales. ¿También afecta a nuestra economía?

Los jóvenes van a tener que aprender programación, porque su relación con la máquina va a ser diferente y tienen que ser capaces de dominarla y de trabajar en equipo. La Asociación Española de Economía Digital, que reúne a más de 500 empresas del sector, manifestó en 2020 que faltan entre 300.000 y 350.000 expertos digitales, capaces de crear productos y servicios. El INE rebaja algo estas cifras, aunque no deja de señalar que la brecha entre oferta y demanda no deja de crecer. Dicho en términos futbolísticos, España no puede jugar los partidos del Campeonato Digital con la mitad de la plantilla analógica.

Fuente: https://www.expansion.com/pais-vasco/2022/02/18/620f70fee5fdea79598b45e6.html